originaria de la ciudad de Buenaventura, Valle, Colombia, hija de padres Bonaverenses, la menor de dos hermanos, estudié primaria y bachillerato en el Colegio Liceo de Occidente en Buenaventura; durante mi niñez y adolescencia me incliné por las actividades lúdicas, como danzas folclóricas, con la fortuna de contar con excelentes profesores que me enseñaron el valor de la disciplina, carácter y responsabilidad. A temprana edad mi fijación y visualización estuvieron encaminadas en la necesidad de realizarme como profesional con sentido social más que personal, así comenzó mi primer gran sueño, ser Médica; para lo cual conté con la confianza y apoyo de mi madre, quien ha sido mi más grande inspiración y ejemplo como mujer negra y emprendedora, de quien aprendí que no existen los NO SE PUEDE ni los NO TENEMOS COMO, por el contrario ella siempre me enseñó que los anhelos del corazón Dios siempre los cumple.

Inicié medicina en la Universidad Santiago de Cali segunda promoción en Palmira – Valle, etapa difícil puesto que era la primera vez que salía de casa a la corta edad de 15 años, pero con el tiempo me fui adaptando, gracias a la guía de profesores, que hicieron parte fundamental en mi proceso de formación académica. Durante mis practicas clínicas que se realizaban en el Hospital San Juan de Dios en Cali, tuve mi primer encuentro con la Anestesiología, lo cual fue amor a primera vista y en ese momento nació un nuevo sueño y un reto por cumplir de convertirme en Anestesióloga, me gradué de MEDICO GENERAL e inmediatamente inicie mi servicio social obligatorio en Cartago, Valle; después de terminar el año rural, laboré en Buenaventura como medica general en consulta externa y en ese momento con  el apoyo de mi madre decidimos que había que dar el siguiente paso, buscar mi especialización, en anestesiología que tanto anhelaba.

Tenía información sobre universidades en Brasil y después de hacer varias investigaciones me decidí a perseguir ese sueño en el Hospital Universitario Cajuru- Curitiba- Paraná, un reto aún más difícil, económicamente aún más complicado de sostener, pero no imposible puesto que tenía claro hacia donde quería ir. Durante la residencia conocí personas maravillosas, como mis jefes, compañeros de residencia y personal de enfermería, los cuales siempre llevaré en mi corazón, estaré altamente agradecida por sus enseñanzas, apoyo y calor humano, que recibí sin ningún tipo de reparo aun siendo extranjera. Para esa época era la segunda Colombiana en hacer una especialidad en ese hospital. Mi portugués no era el mejor, pero con el tiempo se perfeccionó y pude superar todos los retos académicos y culturales a los que me enfrenté como extranjera. Después de mi graduación regresé a Colombia con el reto personal de servir a mi comunidad afrodescendiente, ser modelo y guía para impulsar a otras mujeres a perseguir sus sueños. Estoy convencida de que con constancia, perseverancia y compromiso “SI SE PUEDEN HACER REALIDAD NUESTROS SUEÑOS”.